¿Qué son las partículas?
¿Por qué son peligrosas las partículas finas?
Las partículas de la materia particulada son muy pequeñas y cancerígenas. Cuanto más pequeñas son las partículas, más profundamente pueden penetrar en los pulmones al ser inhaladas y depositarse allí. Al medir el tamaño de las partículas, la atención se centra en las partes inhalables de las inmisiones. Cuanto más pequeñas son las partículas, más profundo pueden penetrar en los pulmones y causar daños irreparables, que pueden incluso provocar cáncer de pulmón. La materia particulada incluye todas las partículas transportadas por el aire. Se dividen en PM10, donde la mitad de las partículas tienen un diámetro de 10 µm. La otra mitad está formada por PM2,5, con un diámetro de partícula igual o inferior a 2,5 mm. Por ejemplo, los procesos láser modernos emiten partículas en el rango nanométrico, que corresponde a sólo una millonésima de milímetro. Hoy en día, la concentración de las partículas más pequeñas aumenta constantemente, mientras que el número de partículas más grandes disminuye. Esto aumenta el riesgo para los seres humanos. La simulación de las vías respiratorias interiores permite medir la concentración de partículas mediante el método de separación. Las partículas con un diámetro aerodinámico de 10 micrómetros ya son arrastradas completamente por las vías respiratorias interiores hasta los bronquios. La evaluación de las partículas de mayor tamaño se basa en su porcentaje, que disminuye al aumentar el tamaño y alcanza el 0 % en torno a los 15 µm. La Directiva 2008/50/CE se modificó en 1997 para incluir las PM2,5, que miden las partículas respirables y definen las partículas ultrafinas con un diámetro termodinámico inferior a 0,1 mm. Además del tamaño de las partículas, los polvos también pueden clasificarse según su naturaleza, origen, propiedades físicas, composición química, forma o color. Otros modelos determinan, por ejemplo, la toxicidad material o estructural o el contaminante. Sin embargo, un análisis completo sólo es posible si se incluyen varios modelos.¿Qué directrices se aplican al polvo fino en relación con los filtros que deben utilizarse?
En el pasado, las partículas se evaluaban según la norma DIN EN779. Sin embargo, ésta sólo se refería a un tamaño de partícula de 0,4 µm y evaluaba la eficacia de un filtro de aire como valor medio sobre una carga de polvo sintético de laboratorio. Debido a su limitada importancia, fue sustituida por la norma DIN EN ISO 16890. Entró en vigor en enero de 2017 y tiene validez universal desde mediados de 2018. La ISO también es utilizada por la OMS y clasifica los filtros en cuatro grupos. El grado de filtración determina la clasificación. Un filtro debe separar al menos el 50 % del tamaño de partícula respectivo. Por ejemplo, un filtro ISO ePM1 separa al menos el 50 % de las partículas PM1. Si un filtro separa menos del 50 % de PM10, entra en la categoría de filtros de polvo grueso (= ISO grueso). La e significa eficacia. El porcentaje respectivo muestra el porcentaje de las partículas correspondientes que separa el filtro.¿Cuáles son las causas y consecuencias de las partículas?
Las partículas pueden provocar enfermedades respiratorias, asma, alergias y enfermedades cardiovasculares. Especialmente críticos son los polvos finos de sustancias inorgánicas, como los polvos metálicos. El organismo no puede descomponerlos. La exposición permanente a altas concentraciones de polvo provoca una sobrecarga a largo plazo del mecanismo de limpieza de los pulmones. Las partículas de polvo permanecen en los pulmones. Como consecuencia, puede desarrollarse una bronquitis crónica.1 Sólo un filtro de aire y un sistema de extracción ofrecen protección suficiente.1 Fuente: https://www.dguv.de/staub-info/erkrankungen/reinigungsmechanismus-der-lunge/index.jsp
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